viernes, 8 de junio de 2012

Cada madrugada entre el 18 al 24 de junio, (correspondiente al calendario gregoriano) los pueblos originarios del sur, junto con la naturaleza y el universo acostumbramos a celebrar el inicio del nuevo ciclo o año nuevo; por cuanto en ésta época, la tierra, naturaleza y todos quienes cohabitamos en éste lado del planeta, "el hemisferio sur", vivimos, experimentamos y somos testigos de unos de los episodios más relevantes que acontece en el cosmos y en la madre tierra; "Es la fusión de la materia (tierra) y la energía (cosmos)", los cuales traen consigo la procreación de la vida y el tiempo. Es decir, permiten que se inicien nuevas vidas en la naturaleza: nacimientos, pariciones, brotes, sueños, esperanzas y emergencias de fuerzas o energías desde el corazón de la tierra, dando paso a las distintas etapas del año, cambios climáticos, maduración, descanso entre otros.
(Junio 2011 - Actualización- CA) Con ceremonias de purificación, los mapuches, uno de los principales pueblos originario de Chile y Argentina, celebran el We Tripantu, el Año Nuevo indígena. Uno de los tres grandes ritos de esta nación, que ha demostrado una férrea voluntad de permanencia e identidad, frente a la cultura occidental.
Amautas o chamanes aymaras interpretan el futuro alrededor de una fogata en Tiwanaku, el año 2002: afirmaron que llegó con el augurio de una buena cosecha.
"En junio descansa la tierra. Y el 21 de junio es cuando más se aleja el sol. Los amautas han encontrado el punto clave para que retorne el reordenamiento de la tierra. Originalmente es el marat'aqa, o el agradecimiento al sol y la Pachamama por las cosechas. A partir de ese momento se inicia la nueva siembra. Es el sol que debe dar energía para una buena cosecha".
21 Junio, 2006 La Tercera - CA) La nación aymara, que habita Bolivia, Chile y Perú, celebró hoy el inicio del año 5 514 de su calendario, con ritos ancestrales en Tiwanaku, 70 kilómetros al norte de La Paz.
Amautas aymaras, reciben el Sol en Tiwanaku. ANSA.
En el imperio Inca, para el Solsticio de Invierno se celebraba la fiesta del Inti Raymi o Fiesta del Sol. "Fue la fiesta más importante en tiempo de los Incas. Se celebraba con ocasión del solsticio de invierno -el año nuevo solar- para un pueblo cuyo principal objeto de culto era el dios Inti (el Sol), en la plaza de Huacaypata en la ciudad de Cusco. La importancia religiosa, festiva ceremonial, social y política era tal, que la fiesta se extendió en todo el Tahuantisuyo (el imperio prehispánico de los incas)".

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